jueves, 21 de diciembre de 2006

SORPRESAS


Bob Hope no fue un cómico que me resultara gracioso, aunque, en realidad, tampoco le he visto actuar muchas veces. Creo que nuestro sentido del humor, es decir, el de las generaciones siguientes a la suya, y el de los que no somos estadounidenses, no es apto para apreciar su comicidad. Sin embargo, como les ocurre a muchas novelas y a bastantes películas, una historia mediocre puede verse realzada con un desenlace ingenioso. Y, efectivamente, algo así se podría decir de él, pues cuando estaba en las últimas hizo su mejor chiste. En los momentos finales le preguntaron sus allegados si, cuando muriera, prefería que le enterraran o que le incineraran. Y él les contestó: “Sorprendedme”.


No hay comentarios: