domingo, 17 de diciembre de 2006

LA MOVIDA

Me da la impresión de que estamos viviendo una cierta reivindicación de la “movida” madrileña de los años ochenta como movimiento cultural de calado. De hecho, algún “insigne” representante de ella recibe premios internacionales de cine y parece que es serio candidato a los “Óscar”; otros hacen anuncios para la televisión, y hasta se ha montado una especie de exposición retrospectiva en Madrid. A mí me parece que la movida tuvo mucho alcohol, bastantes drogas y muy poca cultura. Destacaría únicamente a un Antonio Vega que si las drogas y otras destructoras pasiones no se lo hubieran impedido, seguramente habría sido un poeta notable. Si desligáramos la cultura de la política, se nos caerían muchos ídolos de barro, y descubriríamos que los verdaderos intelectuales no salen en la tele sobre alfombras rojas, ni en entrevistas de la “2”. Desde luego, si entendemos la cultura como “Resultado y efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio las facultades intelectuales del hombre”, no creo que tenga cabida McNamara (¿se escribe así?). Y simultáneamente, en el cincuentenario de su muerte, los políticos que gobiernan en la comunidad autónoma vasca se niegan a homenajear a su paisano Pío Baroja, uno de los mejores escritores que ha dado España, porque no era de los suyos. McNamara (qué más da cómo se escribe) en una exposición y Pío Baroja en el olvido. Cosas veredes.

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