jueves, 19 de abril de 2007

"TRAVESURAS DE LA NIÑA MALA", DE MARIO VARGAS LLOSA


"Travesuras de la niña mala", de Mario Vargas Llosa, es una novela recomendable. Vargas Llosa es uno de los más reconocidos escritores en lengua española e, incluso, se trata de un serio candidato al Nobel, aunque ya se sabe que, cada vez más, el otorgamiento de tal Premio, y no sólo el de Literatura, está terriblemente condicionado por intereses políticos y coyunturales. En cualquier caso, no sé si es merecedor o no de tal Premio, seguramente no, pero la novela citada es interesante, absorbente, está muy bien escrita y perfectamente estructurada. No es poco, desde luego.

Se trata de una historia de amor, o de desamor, o de los destrozos y las alegrías que puede causar amar a la persona que no conviene. Si bien la narración se hace en primera persona por parte del protagonista masculino, el personaje más interesante, y en el que en realidad se centra no sólo el título, sino también la propia narración, es la mujer que le da título, la “niña mala”.

Los personajes secundarios, por su parte, son propiamente eso, secundarios, incluso prescindibles, aunque no sobran.

La tesis que se desprende de la novela es que el amor puede justificar una vida y puede también destruirla, y, así, vemos cómo da la vida, pero también la quita; cómo puede dar la felicidad y también la mayor tristeza. El tema es, obviamente, universal, muy trillado e incluso tópico. Sin embargo, y de ahí uno de los mayores méritos de la obra, Vargas Llosa logra una novela original y entretenida. Se aprecia su oficio y buen hacer. Este Vargas Llosa más universal y lírico es más interesante que el Vargas Llosa étnico y épico de “Lituma en los Andes” o “La fiesta del Chivo”.

Para mí, lo que sin embargo sobra en la novela es la continua utilización de expresiones y giros peruanos, que aportan poco, entorpecen bastante la lectura y de los que, creo, ha abusado. También me parece fuera de lugar, y una innecesaria cesión a los intereses comerciales, el contenido erótico de algunos pasajes.

Con todo y con eso, da gusto leer una novela bien escrita, de destacable interés tanto en la forma como en el fondo, y que seguramente se convertirá (posiblemente lo haya hecho ya) en un éxito de ventas, pero, a diferencia de los de su especie, digno y aconsejable.

martes, 17 de abril de 2007

LAS TRADUCCIONES

Alguien dijo que no se puede traducir la poesía, igual que no se puede traducir la música. Yo añadiría que tampoco la pintura, ni otras artes. La primera afirmación, la referente a la poesía, no es realmente cierta, porque sí se puede, aunque seguramente no se debe. Estoy de acuerdo, me parece indeseable, en el sentido literal, leer traducciones, y por eso yo, que no soy capaz de leer correctamente en una lengua distinta al español, rehúyo autores extranjeros, o, mejor, que escriben en lenguas distintas a la mía, y me centro en los que lo hacen en castellano. Existen traductores excelentes, pero eso no refuta mi tesis, porque en cualquier caso adulteran la obra traducida, quizá mejorándola, pero, en cualquier caso, interpretando de alguna forma el original, que llega al lector de manera indirecta, interpretado por otro. Algo parecido sucede con muchas películas, cuyo doblaje otorga a sus actores una calidad interpretativa de la que carecen en la versión original. Por eso, si tengo que elegir, escojo autores españoles o hispanoamericanos, y sólo esporádicamente leo traducciones, que, en todo caso, disfruto menos. No me quejo, pues realmente en la literatura escrita en mi lengua ha habido y hay escritores extraordinarios, hasta el punto de que creo que somos una verdadera potencia en ese aspecto, y por lo tanto, tengo a mi disposición calidad y variedad de sobra. A título de ejemplo, el último libro que he leído, “Travesuras de la niña mala”, de Mario Vargas Llosa, al que dedicaré un próximo articulito.