jueves, 8 de febrero de 2007

LO QUE LA SUBVENCIÓN SE LLEVÓ

El cine español es deplorable. Creo que este adjetivo es el que mejor lo define. El Festival de Berlín, uno de los más prestigiosos del mundo, comienza hoy y no hay ni una sola película española a concurso. Los cineastas españoles sólo son famosos por sus andanzas políticas, extremistas y maniqueas, pero de lo suyo, del cine, nada de nada. Es triste, porque históricamente el cine español ha dado alguna obra digna de encomio, pero desde hace unos cuantos años a ahora, es un auténtico desierto creativo. Se hace un cine propagandístico, sectario, aburrido, con historias predecibles, tópicas, mal interpretadas y dirigidas, con guiones ridículos, insulsos. Es un cine subvencionado, y por lo tanto amable con el que reparte los dineros, pero carente de calidad. Obviamente hay alguna excepción, pero sólo vienen a confirmar la regla. A veces, los responsables de tanta mediocridad se tratan de escudar en que con el presupuesto de que disponen poco pueden hacer. Sin embargo, se olvidan de que en otras partes de Europa se hace un buen cine (Gran Bretaña, Francia, Italia, ...) y no creo que cuenten con mucho más dinero (seguro que en todo caso, con mucho menos dinero público). Así mismo, no todo el cine americano es caro, hay películas notables que se han hecho con menos presupuesto, mucho menos del gastado en algunas producciones nacionales, pero que sin embargo rebosan talento, guiones trabajados, originales y entretenidos, actuaciones excelentes y una dirección brillante. No sé, por ejemplo, ¿tan cara resulta una película como “La soga” de Hitchcock? ¿No será más bien que lo que pasa es que derrocha inteligencia y no dinero del contribuyente? Entretenida, excelente, obra maestra y todo transcurre en un decorado. En fin, que lo que hace falta es más talento y menos subvención.