viernes, 8 de diciembre de 2006

LA NAVIDAD

Estas fechas que se avecinan con paso amenazante para algunos, ilusionante para otros, cada vez se desvirtúan más, ¿verdad? La Navidad es un momento cargado de sentido religioso, origen y justificación de la Fiesta, pero ya son más los que se olvidan de ese aspecto, y se quedan con el oropel, con la apariencia, con el brillo de unas luces que cuanto más luminosas, menos iluminan, porque acaban viendo el dedo que señala y no lo señalado. La Navidad se celebra por creyentes y aquéllos que no lo son, y no necesariamente los primeros lo hacen con más entusiasmo. No está mal que aprovechemos cualquier oportunidad para ser felices, y la Navidad puede serlo para los creyentes porque supone la conmemoración del origen de la Redención, la llegada de la Luz (esta sí que ilumina) a nuestro mundo tan oscuro; pero también puede serlo para los no creyentes, pues no deja de ser una excusa para que las familias se unan, se hagan patentes en forma de regalos las muestras del cariño que nos tenemos y permiten tomar unos días de vacaciones. Todo eso está muy bien, no es censurable en absoluto. Pero seamos sensatos, no nos dejemos arrastrar por la publicidad y los constantes, insistentes y poderosos reclamos consumistas. Los únicos que son más felices cuanto más se gasta son los comercios. La felicidad a veces se esconde detrás de lo más pequeño. En ocasiones, lo que no se ve, es lo que más se mira.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

O Natal hoje em dia deixou de ser a reunião da família para ser "apenas" uma troca de presentes. Muita gente preferiria não ter que preocupar-se a comprar presentes, porque no fundo não gostam de o fazer. Mas fazem-no por um imperativo social.
Se calhar deviam esquecer-se dos presentes por algum tempo e tentar encontrar o verdadeiro significado do Natal. Talvez assim se sentissem mais felizes.

JAVIER dijo...

Gracias por tu comentario. Efectivamente creo que muchas veces se confunde Navidad con consumo desenfrenado.